Una palabra que escuchamos y pronunciamos a diario, una palabra que muchas veces nos identifica más que el color de nuestros ojos, una palabra que llevamos como una doble piel y que muchas veces se convierte en nuestra cárcel.
Pero, ¿sabemos lo que es? ¿sabemos para qué está? ¿nos paramos a comprenderla?
Evidentemente es algo que no nos gusta sentir y como todo lo desagradable queremos quitárnoslo de encima rápidamente, antes de que produzca un cambio, una marca, una cicatriz. Pero, como todas las veces que nos deshacemos de algo sin pararnos a pensar, a veces vuelve o nos damos cuenta que lo necesitábamos. ¿Cómo vamos a necesitar la ansiedad? ¡Esto sí que es absurdo!
¿Si esa ansiedad fuera el mal menor? ¿Si estuviera allí para avisarnos de algo?
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de peligro o estrés. A nivel fisiológico, se origina en el sistema nervioso, específicamente en la activación de la respuesta de "lucha o huida". Esta respuesta libera hormonas como la adrenalina y el cortisol, aumentando la frecuencia cardíaca, la respiración y la tensión muscular.
Una vez que entendemos esto podemos escucharla y agradecerle porque nos avisa de que algo no está funcionando, de que algo que antes me servía ya no cumple su función.
Ahora la pregunta es …¿quiero saber qué es y ponerme en marcha para el cambio?
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