
Se han llenado de popularidad frases como: “Atraes lo que piensas” o “Tu mentalidad influye en tus metas” y no es del todo mentira, si es necesario tener una actitud optimista vital, y en ocasiones esta actitud nos puede servir de herramienta de lucha contra situaciones difíciles, pero no debemos adoptar la idea del positivismo orientado a cortar la emociones negativas.
Hoy Lucia Acedo psicóloga en prácticas en Abiertamente nos hace reflexionar sobre ¿de dónde viene esta idea y por qué está tan arraigada en nuestra cultura? hay aproximaciones a esta pregunta desde la filosofía, la religión y obviamente desde la psicología, sin embargo todo gira entorno a la perspectiva dual de la realidad, un pensamiento que divide lo bueno de lo malo, la vida de la muerte, lo justo de lo injusto… y la manera en que hemos relacionado cada uno de los extremos con lo negativo y positivo.
El pensamiento positivo comienza con el diálogo interno, el flujo de pensamiento no manifestados que pasan por nuestra cabeza constantemente, parte de este diálogo se rige por su lógica y la razón y otra parte puede surgir de ideas erróneas nacidas de falta de información, ideas preconcebidas o expectativas, es esta parte la que tenemos que trabajar, sin dejar de lado la lógica que nos deja muy claro que no por pensar en cosas positivas siempre te van a pasar cosas positivas.
Podemos colocar el error fundamental en el concepto de felicidad popularizado en la sociedad, el cual, aun teniendo significados diferentes para cada persona, todas tienen en común la ausencia de sentimientos y pensamientos negativos como el dolor, la angustia, frustración, sufrimiento o incomodidad. En ocasiones mantener ese optimismo ingenuo solo genera un mayor impacto ante los imprevistos negativos, incapacita a las personas a actuar de manera eficaz ante las sucesos inevitables e impide ver los aspectos positivos que de habitual estas situaciones encierran, los cuales son frecuentemente fundamentales en el crecimiento y desarrollo personal.
La evitación de pensamientos negativos no hace más que desconectarnos de una parte de nosotros mismos, se puede identificar como una negación constante que al no enfrentarse sanamente puede ser proyectado hacía otros ámbitos vitales e impactar en nuestra vida laboral, social, familiar. Es por eso que debemos aceptar que el pensamiento positivo si es una herramienta eficaz ante los problemas, enfrentas lo desagradable de una manera productiva, pero no es una solución, es efectivo utilizarlo como surtidor de energía proactiva que nos permita movilizarnos contra lo negativo, pero deja de serlo cuando lo utilizamos como herramienta de evitación.
El "pensar en positivo" debe ayudarnos a construir, sanar, abrazar y amar la experiencia vital completa, con sus dificultades y beneficios, es bastante probable que nos lleve a reescribir nuestro concepto de felicidad, pero tal vez se trate justamente de no atarnos a ideas preconcebidas y guiones previos.
¿Y tú que piensas sobre ello?
Escrito por: Lucia Acedo
Comments